“GRANDE EN SU HUMILIDAD”, así lo calificaron muchos historiadores nacionales, nació en el Valle del Tunari, tierra de héroes y heroínas, un 28 de Mayo de 1905.
Sus padres, cochabambinos, típicos trabajadores de la tierra valluna. Procedían de la autentica clase popular; esa “Caja de fondos”, donde se encuentran las reservas morales del Estado Boliviano.
Encarnación Méndez Arce y Marcelina Arcos Méndez, son los padres de este Héroe nacional, criándolo y educándolo con el deseo de hacer de él un hombre de bien, de niño conoció la Escuelita Primaria, en su ciudad natal. Allí donde las manecitas de nuestros niños dibujan y se impregnan de sentimiento patrio. Escuela fiscal Nº 3 de Cochabamba se llamaba su forjadora de niño alegre y travieso.
Sus estudios secundarios los hizo en el Colegio “Sucre”, de la ciudad de Cochabamba. En este establecimiento se hizo joven. Méndez Arcos como estudiante de secundaria empezó a mostrar condiciones propias de los marcados por la diosa fortuna, pero la fortuna espiritual. Su compañerismo, responsabilidad, deseos de superación, fueron ampliamente reconocidos por sus compañeros y maestros. Egresó maduro, para ser tan joven.
En el año 1924, ante el servicio militar obligatorio que impone la patria, se alisto al Regimiento “Pérez” 3ro. de Infantería. Félix Méndez Arcos que ya no era una promesa, sino una realidad, logro ascensos hasta llegar al grado de sargento de una sección de Ametralladoras. Arma que lo sedujo hasta morir junto a ella, años más tarde.
La enseñanza militar asimilada en los cuarteles fue para él como un acto premonitorio. Allí, en el regimiento “Pérez”, se familiarizó con el manejo de las ametralladoras “Maxim” y “Vickers”. Su ascenso merecido, nos confirma la estatura moral del futuro conductor de soldados. Fue tirador eximio, cuya puntería la conocieron posteriormente en la campaña del Chaco.
Licenciado más adelante, se dedico a la vida civil con la misma responsabilidad y con el mismo entusiasmo mostrado en sus establecimientos de enseñanza y en los cuarteles. Méndez Arcos cuyos impulsos juveniles afloraban por todo su ser vital, las volcó al deporte. Se hizo futbolista de “Tunari Futbol Club”. En esa institución gasto sus energías, doblemente, como entusiasta deportista y como mesurado presidente del club de sus amores.
Por sus cualidades y virtudes muy joven ingreso a la administración Edilicia de Cochabamba, fue juez y comisario de la Policía Municipal.
Un tiempo después contrajo matrimonio con Dña. Julia Grossbeger en 1927. Su matrimonio fue alegrado con el nacimiento de sus tres hijos. Luis Ángel, María Uberlinda y Félix.
Etapa de vida llena de actividad y la mirada en el porvenir, pero el destino dispuso otra cosa en efecto, Bolivia, nació presionada a lo largo de toda su historia por sus cuatro costados, volvió a empuñar las armas, como en Iruya y Montenegro, en Ingavi, en Calama, Alto de la Alianza, Riosinho, en el madre de Dios. Hoy como ayer y como siempre lo será, solo sus hijos la defendieron y la defenderán de la ambición, de la injusticia, de los deseos de conquista.
Felix Mendez Arcos, se enrolo al Ejercito Nacional, dejando tras de si, hogar y familia. Se incorporó al departamento “L”, como simple soldado marchando con paso firme rumbo al INFIERNO VERDE. Tomo parte como soldado aguerrido en lucha, acciones de armas y siempre lo hizo, brillantemente, en el Regimiento 20 de Infantería. Luego paso al TEMIDO Y LEGENDARIO Regimiento “CAMPOS” 6 de Infantería.
En ese Regimiento de gloriosa actuación nuestro héroe actuó junto a sus valerosos camaradas en las acciones de China Vieja, de donde salió a la cabeza de su Compañía, rompiendo el cerco enemigo.
Pozo Tortuga, Tezen, Campo Jurado, San Antonio, picada Medina, cañada Strongest, etc.; conocieron la presencia de Méndez Arcos y en cada una de esas acciones mostro su característica nunca desmentida: el desapego por la vida al servicio de su patria amenazada.
Destaco también la lúcida actuación de Méndez Arcos en la laguna Nery y el Carmen en donde pese al cerco de fuego Paraguayo, logró evadirse, conduciendo con una habilidad magistral a su compañía y sin perder un solo hombre. Estaba hecho para el combate.
Este comportamiento, invariablemente magnífico y pleno de conciencia, de responsabilidad le hizo ganar ascensos en los campos de batalla, todos ellos, por méritos de guerra, desde el de Cabo de Escuadra hasta Teniente de Reserva.
Estuvo siempre a cargo de una sección de Ametralladoras pesadas. En los momentos difíciles de los combates, cuando había que decidir situaciones de peligro, Méndez Arcos tomaba personalmente el manejo de una “Vickers”.
Llego el 20 de Febrero de 1935. Con 29 años cumplidos sobre sus hombros. La culminación áurea de una vida activa honrada y digna de ser mostrada a las generaciones de todos los tiempos de esta patria Boliviana.
En compañía de sus 24 Soldados del glorioso Regimiento “CAMPOS”, detuvo al Enemigo, sin medir la potencialidad abrumadora de éste. Y allí, sobre la santa tierra Boliviana que había jurado defender hasta la muerte, cumplió su juramento.
Honor y gloria a aquellos Héroes que ofrendaron su vida en defensa de la Patria.