Bolivia

Bolivia nacio a la vida independiente el 6 de agosto de 1825 como primer presidente el Libertador Simón Bolivar

Escudo Nacional

El escudo de armas de Bolivia (oficialmente: Escudo Nacional) es el símbolo nacional heráldico oficial de Bolivia

Bandera Nacional

La bandera de Bolivia es el principal símbolo nacional. Fue adoptada el 31 de octubre de 1851 durante el gobierno de Manuel Isidoro Belzu. El día de la bandera es celebrado el 17 de agosto.

Sucre - Capital de Bolivia

Hace 186 años un puñado de hombres, representantes de las regiones en las que regía la disuelta Audiencia de Charcas, se reunieron para firmar el Acta de Independencia que daba lugar al nacimiento de la República de Bolívar

Juramento a la Bandera

Juráis por Dios, la Patria y la sagrada memoria de los Heroes de la Nación, defender vuestra bandera, sin omitir el sacrificio de la vida....

Andres Ibañez y el federalismo cruceño

Candidato a diputado por Santa Cruz en el 1874, competía con Antonio Vaca Diez.  Ibáñez fue elegido diputado, pero su actividad política principal la seguía realizando en Santa Cruz.

El igualitario era perseguido permanentemente por las autoridades que lo acusaban de soliviantar a las masas. Ibáñez organizó a sus seguidores y junto a medio centenar de ellos, se enfrentó al ejército en Cotoca, después se desplegó hacia la región de chiquitos donde sus adherentes financiaron un ejército de 300 voluntarios que marcharon para tomar Santa Cruz. Los primeros días de noviembre de 1875 fueron detenidos por el comandante Ignacio Romero que los derrotó cerca de la ciudad en un bosque llamado Pororós. Solamente la amnistía declarada por el gobierno en febrero de 1876, permitió a Ibáñez ir a la ciudad Cruceña.

Allí reorganizó su partido y proclamó la candidatura del general Daza, más como un maniobra política que confiando en que Daza compartiera sus ideas.

Inmediatamente surgieron las intrigas de los oficialistas que veían que Ibáñez se fortalecía. Daza recibía información distorsionada, al punto de que ordenó su captura. Nuevamente la clandestinidad fue el refugio del igualitario, hasta que en agosto de 1876, fue detenido y engrillado en la cárcel publica.

Un acta firmada por 900 ciudadanos en la que se denuncia “todo género de tormentos y ultrajes” que cometían las autoridades, devuelven el orden público y resuelven “nombrar prefecto y comandante general del departamento al Dr. Andrés Ibáñez”.  Es a partir del 2 de octubre de 1876, que Ibáñez gobierna Santa Cruz poniendo en práctica su programa igualitario.

Los primeros días de diciembre de ese año, 1876, los igualitarios proclaman la federación.  Emitieron una proclama de la Junta Superior federal del Oriente, donde sostienen que “una era de paz, igualdad y fraternidad.

El nuevo gobierno federal empezó a ejercer su poder con el nuevo año, 1877, cobrando impuestos a la producción de azúcar y emitió decretos para organizar su funcionamiento. Dejó a los terratenientes las tierras que cultivaban y distribuyó lo restante; abolió la servidumbre y otras cargas sociales de los más humildes. Llegó incluso a emitir papel moneda con el respaldo de los bienes públicos.

Los federalistas intentaron hacerse reconocer por el gobierno central de La Paz, el que anoticiado de la rebelión envió un destacamento militar al mando del general Carlos de Villegas para sofocarla.
Mientras tanto, Ibáñez marchaba hacia Samaipata para desbloquear e implantar la revolución federal en todo el departamento de Santa Cruz. El enfrentamiento era inevitable y ante ese echo, volvió a la ciudad para reordenar el gobierno federal y acondicionar sus tropas para enfrentar a Villegas. El 3 de Marzo de 1877, dictó el último bando federal disponiendo que toda la fuerzas militares de la ciudad debían retirarse hacia chiquitos.

Villegas entró en Santa Cruz y con 600 hombres, salió en persecución de Ibáñez y los igualitarios- federales. El 1ro de Mayo de 1877 terminó la persecución con la muerte de Andrés Ibáñez y tres de sus seguidores en la localidad Cruceña de San Diego.

Fuente: http://www.santacruz.gob.bo/


Vida y Muerte de Víctor Germán Busch Becerra

Victor Germán Busch Becerra había nacido el 23 de marzo de 1904 en San Javier de Chiquitos (Santa Cruz), había vivido su infancia y adolescencia con su madre Raquel Becerra, en Trinidad (Beni), hasta que el 20 de enero de 1922 había entrando al colegio militar en La Paz como cadete. Se inició allí como artillero, pero luego se encontró con su pasión de toda la vida: la caballería.

El 23 de agosto de 1939, a las 5:30 am, el entonces gobernante de Bolivia, Víctor Germán Busch Becerra, recibió un tiro en la cabeza en el despacho de su casa en la calle Rosendo Villalobos, de La Paz. 
El coronel Busch tenía sólo 35 años. Habíase convertido en Presidente de Bolivia a los 33 años. El más joven de nuestra historia hasta hoy. Sólo dos meses antes de su muerte, había renunciado a su cualidad de gobernante constitucional, electo por la Asamblea Nacional, y asumido la dictadura. Veía en ese método de gobierno la única forma de resistir al embate de los grandes capitalistas del estaño y sus sirvientes entre los partidos políticos tradicionales y los intelectuales a sueldo, que buscaban anular su sueño: devolverle a Bolivia sus propias riquezas naturales.

Las circunstancias de su muerte aún generan dudas. La versión oficial señala que el mandatario, máximo héroe de la Guerra del Chaco, se suicidó, aunque como únicos testigos del incidente estaban su cuñado, el coronel Eliodoro Carmona y su concuñado, el mayor Ricardo Goitia.

Germán Busch tenía muchos enemigos debido a las medidas sociales que había implementado en su mandato. Dos meses antes del hecho, el 7 de junio, había nacionalizado las ganancias de los grandes barones de la minería y en su discurso había adelantado: “Si a causa de esto cae mi gobierno, lo habrá hecho al amparo de una bandera admirable”
Germán Busch agonizó hasta las 2 de la tarde de ese día. Sin embargo, media hora después de su herida mortal, es decir, a las 6 de la mañana, ya Bolivia tenía nuevo Presidente: El general Quintanilla. El vicepresidente de Busch, Enrique Baldivieso, fue detenido y no lo sucedió en el cargo.

Entre las medidas más importantes del breve gobierno de Germán Busch (1937-1939) destacan:
  • La nacionalización de las ganancias de la gran minería, monopolizada entonces por los barones del Estaño.
  • La creación del Banco Minero
  • El primer Código de Trabajo de nuestra historia, que es base de la actual Ley General del Trabajo.
  • La Constitución de 1938, adelantada para su tiempo
  • La abolición de la esclavitud y el pongueaje
  • La recuperación para el Estado de YPFB, las regalías del 11% para las regiones productoras de petróleo
  • La reapertura de la Universidad Autonoma Gabriel Rene Moreno, cerrada por el gobierno de Toro en 1936
  • La vinculación férrea de Santa Cruz con Brasil y Argentina
  • La firma definitiva de la paz con Paraguay, quien debió devolver a Bolivia 20.000 kilómetros cuadrados como condición para la paz dada por Busch. De lo contrario, el mandatario había dicho que se reiniciarían las hostilidades.

Es sin duda, uno de los presidentes más enigmáticos y vibrantes de toda la historia republicana.

Coronel Constantino Valencia Oblitas

El coronel Constantino Valencia Oblitas fue Comandante de la Agrupación Táctica No. 3 (ATI -3)
Se desempeñó como un gran conductor. Entre otras tareas, habilitó el enlace telegráfico de su jurisdicción, permitiendo de este modo el recibimiento de la oportuna información sobre la aparición enemiga en tal o cual punto o población. 
La historia oficial no lo menciona; pero sí, a su comandante, el coronel Joaquín Zenteno Anaya Comandante de la 8va.División, quien, por lo analizado sobre su rol, no estuvo a la altura del cargo; su mayor error fue el de haber puesto en ejecución su "Plan Parabanó" totalmente esquemático que ningún resultado obtuvo, excepto sacrificar a sus unidades rastrillando en direcciones impuestas, restándoles de este modo la INICIATIVA para adoptar decisiones en su propio nivel, en conformidad a la situación creada en distintos momentos.
El coronel Valencia, por su capacidad profesional demostrada el año 1967, tres años más tarde fue designado como el Comandante de todas las fuerzas que combatirían a la guerrilla de Teoponte.

El día en que los chilenos combatieron por Bolivia

El 12 de junio de 1935, hace 80 años, Bolivia y Paraguay  acordaron poner fin a la Guerra del Chaco, iniciada en 1932. Este conflicto, el peor que recuerde el continente durante el siglo XX, dejó más de 90 mil muertos: 60 mil bolivianos y 30 mil paraguayos.

Entre las bajas bolivianas figuran los nombres de los chilenos Francisco Ortega Beiza, Vicente Romero Rojas e Ignacio Aliaga González, quienes poseían los grados de subteniente, capitán y teniente coronel, respectivamente.

Los soldados fueron parte de un contingente de 105 chilenos que se enrolaron para luchar por Bolivia, a partir de 1934.

“Los fallecidos fueron despedidos como héroes, el pueblo los veía como sus hijos, porque al sacrificar la vida por una bandera ajena, significa cubrirte en ella para la eternidad”, dice Marco Flores, periodista boliviano y presidente de la Sociedad de Historia de la Guerra del Chaco.

Flores escribió un artículo donde señala que Ortega Beiza no dudó un instante en lanzarse al asalto a “bayoneta calada” contra los paraguayos en el inhóspito Chaco Boreal,  territorio en disputa por problemas limítrofes y por la posible presencia de petróleo en la zona.

“En esa época se valoró mucho que ciudadanos chilenos defendieran a Bolivia. Hubo muestras de dolor por la muerte de Ortega. Ahora, poco o nada se sabe de ello, casi nadie revive en textos o artículos que muchos chilenos lucharon y murieron por Bolivia”, explica a La Tercera.

Ortega murió en 1934 y en 1936 sus restos fueron traslados al Cementerio General, en Santiago. A sus funerales asistieron miembros de la Legación de Bolivia en Chile

En 2011, Leonardo Jeffs, historiador chileno, publicó su tesis de doctorado “Chile y la Guerra del Chaco”, donde profundiza en este episodio inédito en la relación entre ambos países, crispadas hoy por la demanda marítima.

Jeffs señala que la participación de chilenos fue posible por varios factores, entre ellos lo convulsionado e inestable que estaba Chile a inicios de los años 30. El general Carlos Ibáñez del Campo había sido derrocado en 1931, después se sucedieron gobiernos de  muy corta duración, hasta que Arturo Alessandri es elegido en 1932.

En este escenario, muchos miembros del Ejército habían salido por razones políticas o porque estaban contra Ibáñez o Alessandri, o porque eran partidarios de la República Socialista. Además, en la institución no existían contratos permanentes para los suboficiales, como el caso de Ortega Beiza, quien fue dado de baja  con el grado de sargento 2° por “término de contrato” en 1927.

“Eran jóvenes  y se sentían inútiles. Consideraron que era la oportunidad para hacer algo de acuerdo a su formación. Otros creyeron que era una oportunidad de servir a una causa justa y otros lo hicieron por dinero”, explica Jeffs sobre las distintas razones que los motivaron a combatir en el Chaco.

La gran mayoría de los que partieron al Chaco fueron ex miembros del Ejército. En menor cantidad  de la Fuerza Aérea, Carabineros y Armada. El que llegó a ocupar el cargo más alto fue Aquiles Vergara Vicuña, quien fue sepultado en el Panteón de los Beneméritos de  la Guerra del Chaco en La Paz, con el grado de General de Brigada.

En su tesis Jeffs explica que las contrataciones las realizó un oficial en retiro boliviano, quien recorrió Chile libremente buscando voluntarios a los que se les otorgó un grado mayor al que tenían en nuestro país. Pero Paraguay protestó apelando a la neutralidad que Chile decretó en 1933. Las tensiones obligaron a Alessandri a publicar una ley prohibiendo las contrataciones por cualquiera de los gobiernos beligerantes. Pero fue letra muerta, algunos creen porque de esta forma Alessandri se deshacía de militares que podían participar en conspiraciones contra su gobierno.

Falta de reconocimiento

En el conflicto no sólo habrían participado ex miembros de las Fuerzas Armadas y de Orden. Sergio González, Premio Nacional de Historia 2014 e investigador del Instituto de Estudios Internacionales de la U. Arturo Prat, dice que también se sumaron un número indeterminado de pampinos que veían en Bolivia una salida a la crisis económica, ya sea trabajando en la minería en ese país o buscando una oportunidad en la guerra.

Recuerda que en los años 80, en el marco de sus investigaciones sobre la historia del salitre, entrevistó a un pampino que se quejó porque no fueron incluidos en las pensiones de guerra que entregó Bolivia. “Me dijo ‘yo estuve hasta el final de la guerra y no recibo ninguna pensión de gracia porque soy chileno y porque quizás entenderán que estuve peleando por una cosa económica. Fuimos de los que más resistimos, estuvimos hasta el final’”, cuenta González.

El historiador explica que pese a que en este conflicto Chile fue neutral, apoyó a Bolivia indirectamente e incluso nunca puso problemas a la internación de armas. “Lamento, a veces, que  en la historiografía boliviana no se destaque este apoyo chileno a la causa boliviana, en un conflicto que fue bien doloroso para este país porque perdieron una parte significativa del Chaco”, dice.

Esta simpatía a Bolivia también se reflejó en el número de combatientes, porque apenas tres chilenos se sumaron a las filas paraguayas.

Jeffs coincide en que ha faltado reconocimiento. “Hay una calle en un barrio en las afueras de La Paz que lleva el nombre de Aquiles Vergara. Yo creo que es insuficiente. Creo que los chilenos merecen un poco más”, afirma el investigador.

Después de la guerra vinieron dos décadas de acercamiento entre ambos países, especialmente en el gobierno de González Videla. Las relaciones luego se profundizaron con Carlos Ibáñez del Campo en los años 50. “No sé si es resultado de la guerra, pero estas dos décadas fueron de bastante proximidad. El quiebre viene con la llegada de Jorge Alessandri y el problema del río Lauca. La década del 60 es de alejamiento”, señala González.

Fuente: La Tercera – Chile

Masacre de Terebinto

El 19 de mayo de 1958 se registró uno de los hechos de barbarie más crueles de la historia de Santa Cruz: "La Masacre de Terebinto", que fue impulsada por el gobierno nacional de aquella época el MNR
La masacre de Terebinto ocurrió tras la invasión de más diez mil campesinos armados provenientes de Ucureña (departamento de Cochabamba) enviados por el gobierno central para sofocar el 'foco rebelde' en Santa Cruz, que sólo demandaba el cumplimiento de la Ley del 15 de julio de 1938, conocida como la Ley Busch, la misma que otorgaba a Santa Cruz y a los departamentos productores de petróleo las regalías del 11 por ciento, recursos destinados para agua potable, luz eléctrica y caminos.

El gobierno de entonces atribuyó la revuelta al doctor Melchor Pinto Parada, siendo obligado a exiliarse en Argentina, mientras tanto, Lorgio Serrate Ribera quedó como presidente en ejercicio del Comité pro Santa Cruz.

Con la llegada de las milicias armadas a Santa Cruz empezó la persecución, asesinaron de manera cruel y sanguinaria a muchos cruceños, la mayoría estudiantes universitarios. Saquearon, incendiaron y destrozaron el Comité pro Santa Cruz, el Club Social 24 de Septiembre, domicilios particulares, abusaron salvajemente de las mujeres y encarcelaron a los hombres. Así los invasores enviados por el gobierno centralista manifestaron su odio al desarrollo de Santa Cruz.
En la propiedad “La Montenegrina” (Km 12 carretera antigua a Cochabamba), 150 milicianos al mando del Coronel Jorge Solíz Román, se preparaban para darse un festín con sangre cruceña ¡tenían órdenes de no dejar ni un solo falangista vivo! Partieron rumbo a Terebinto sembrando desolación a su paso, la madrugada del 19 de Mayo de 1958, un sobrino de doña Sofía Solíz llamado Juan se encaminaba a su chaco a trabajar y vio que hombres armados se dirigían a la propiedad de su tía, volvió sobre sus pasos y corrió rápido para advertir a doña Sofía y alertar a los dos falangistas que dormían en la casa.

Llegaron aproximadamente 50 milicianos, allanaron la casa y a sus moradores todos menores de 13 años con excepción de doña Sofía, los sacaron a empujones de la vivienda y empezó la requisa, no dejaron un solo rincón sin rebuscar, al no encontrar a los falangistas se ensañaron con los muchachos, los mayores habían madrugado a trabajar en sus chacos (parcelas) estaban lejos. Mientras esto sucedía en la propiedad la “Miel”, el grupo más numeroso de ucureños llegaba al “Potrero del Naranjal”, sorprendiendo a los falangistas aseándose, los ametrallaron y los remataron a machetazos, el primero en ser asesinado fue Romer Mercado Ordóñez por defender a su anciano padre, a Felipe Castro Parada lo sacaron de la casa a culatazos y a patadas, lo inmolaron cruelmente rematándolo con una ráfaga de metralla; José Cuellar Achaval intento la fuga pero estaba rodeado, una hiena lo hiere mortalmente de un machetazo en el vientre y otro desalmado cuchillo en mano le cercena parte de los intestinos y se los enrolla en el cuello, otros ucureños lanzan gritos de júbilo y lo ultiman a patadas; el turno le toca a Miguel Callaú Montero un muchacho de apenas 16 años, lo torturan a bayonetazos destrozándole una pierna, le disparan una ráfaga de pistan y lo dejan por muerto.

Pablo Castro Parada con más suerte que su hermano, al principio de la balacera logró correr hacia el monte y perderse en la espesura, los milicianos disparan sus armas pero no dan en el blanco. Los milicianos cansados de verter sangre falangista se dan un respiro y después se dedican a saquear las pertenencias de la familia Mercado, lo que no pueden llevar lo queman y vitoreando a Paz Estenssoro, a Siles Zuazo y a Lechin Oquendo emprenden el retorno con tres prisioneros, dejando muerte y desolación a sus espaldas

Alberto Mercado hermano de la primera víctima, Gabriel Candia Rivera y Justo Jiménez, son maltratados por los sádicos collas, les cortan en cruz las plantas de los pies y los conducen varios kilómetros en una vía-crucis inenarrable, las víctimas soportan insultos y golpes con estoicismo, al llegar cerca del predio la “Miel” los ucureños burlados se integran a la jauría y empiezan las recriminaciones, hay envidia por el botín y los facinerosos exigen su parte, discuten todo el trayecto hasta llegar a la poza de “Las Liras” y allí se ensañan con Gabriel Candia Rivera, lo obligan a vivar al MNR. Y el valiente responde ¡Viva Falange! Las hienas furiosas lo golpean, le cortan la lengua, le sacan un ojo y ríen a carcajadas, le cortan los genitales y se los introducen en la boca, rematándolo con una ráfaga de metralla, se dan la vuelta para seguir martirizando a otra de sus víctimas pero los prisioneros han fugado.

lberto Mercado y Justo Jiménez, pese a la gravedad de sus heridas en un esfuerzo supremo, logran escabullirse por una quebrada perdiéndose en la espesura de la selva, los milicianos reaccionan disparando sus armas, corren en pos de los fugitivos pero al llegar al monte se detienen, no se atreven a penetrar en la espesura. Los milicianos furiosos patrullan la zona, tendiendo un cerco a la propiedad de los Solíz por más de 20 días. Son cinco los prófugos en la zona, Alberto Mercado y Justo Jiménez son socorridos por los campesinos del lugar, los ocultan y les curan sus heridas. Solo Díos sabe de los tres fugitivos, que vagan por el bosque semidesnudos soportando la sed y el hambre, el sur y el chilchi, ellos son: Pablo Castro Parada, Oscar Terrazas Guzmán.

Las órdenes de los Despóticos comunistas Víctor Paz Estenssoro, Hernán Siles Zuazo, Juan Lechin Oquendo, Ñuflo Chávez Ortiz y Walter Guevara Arce, fueron cumplidas por aquella jauría de hienas, que torturaron, descuartizaron y asesinaron a los karas cambas para gloria del Movimiento Nacionalista Revolucionario; tiñendo con la sangre falangista la campiña cruceña.

Mientras eso ocurría en Santa Cruz, en La Paz, el gobierno distribuía panfletos en los que tildaba a Santa Cruz de separatista y de pretender anexarse al Brasil.

Fuente: porunaboliviamejor